¿Qué soluciones existen contra las heladas primaverales en los viñedos?

gel printemps vigne

Cada año, las heladas primaverales representan una terrible amenaza para los viñedos. A diferencia de las heladas invernales, que afectan a una vid inactiva, las heladas primaverales atacan cuando la planta reinicia su ciclo de crecimiento. Un descenso brusco de las temperaturas es suficiente para destruir las yemas jóvenes, reducir considerablemente los rendimientos y poner en peligro el equilibrio económico de las explotaciones vitivinícolas. Frente a este fenómeno, los viticultores disponen de varias estrategias, tanto de anticipación como de métodos de protección activa. En Agrobiotop, expertos en agrobiología, desarrollamos soluciones naturales para abordar esta problemática. Explicaciones.

Las heladas y su impacto en la vid

Las heladas primaverales son el resultado de una caída repentina de la temperatura por debajo del punto de congelación, a menudo acentuada por cielos despejados y ausencia de viento. Cuanto más avanzado está el ciclo de la vid, más vulnerable se vuelve. Hay dos tipos de medusas que son especialmente temidas:

  • Heladas blancas : fluctúan entre -3 y -5°C, formadas por radiación nocturna. El aire frío se acumula en el suelo, creando una fina película de hielo sobre la vegetación. Estos episodios son frecuentes en laderas bajas y valles donde el aire frío se estanca.
  • Heladas negras : se producen por la llegada de masas de aire frío y seco, con temperaturas que pueden descender hasta los -9°C. A diferencia de las heladas blancas, no van acompañadas de la formación de hielo, pero su acción secante provoca daños aún más severos a la vid.

Daños en las vides causados ​​por las heladas primaverales

Desde las primeras horas siguientes a un episodio de heladas, los daños son visibles: los cogollos afectados se vuelven marrones y acaban secándose. En los sarmientos, la circulación alterada de la savia se manifiesta por un floema marrón o grisáceo , anunciando marchitamiento y desecación progresiva de las ramas.

Esta destrucción de los cogollos tiene un efecto directo sobre la cosecha. Cuando se afecta una yema primaria, la vid puede producir una yema secundaria, pero ésta generalmente da una cosecha menos abundante y más tardía. Las heladas que se producen en un estado avanzado de desarrollo provocan heterogeneidad en la maduración de las uvas, haciendo más compleja la elaboración del vino.

El impacto económico es considerable. En abril de 2021, una helada primaveral provocó que la producción de vino cayera un 25% respecto a la media de los cinco años anteriores. Una cosecha reducida supone una menor oferta de vino, lo que influye en los precios del mercado y aumenta la dependencia de las importaciones extranjeras.

Bioestimulantes
Mejoradores del suelo

¿Cómo anticipar y combatir las heladas?

Elección estratégica desde la plantación

La resistencia de un viñedo a las heladas comienza mucho antes de que aparezcan las primeras hojas. La elección del terreno juega un papel decisivo: evitar los fondos de valle y las zonas donde el aire frío se estanca ayuda a limitar los riesgos. 

La presencia de setos o bosques densos también puede favorecer la acumulación de aire frío y debe tenerse en cuenta.

Algunas variedades de uva son más resistentes a las heladas que otras. Favorecer variedades con brotación tardía ayuda a reducir la exposición a heladas tempranas. 

Además, retrasar la poda de la vid permite retrasar la aparición de las yemas, reduciendo así el riesgo de destrucción por heladas.

Medidas de protección directa

Ante un episodio de heladas anunciado, se pueden poner en marcha varios métodos para proteger las viñas.

  • Pulverización de agua : Esta técnica consiste en rociar agua sobre los cogollos de forma continua durante todo el período de heladas. Al congelarse el agua libera calor latente, manteniendo así la temperatura de los cogollos cerca de 0°C. Aunque es eficaz, este método requiere una gran cantidad de agua y sólo puede utilizarse en regiones donde el recurso es abundante.
  • Calentar el viñedo : el uso de velas o calentadores permite calentar el aire del suelo. Sin embargo, esta solución es costosa, requiere una cantidad significativa de mano de obra y se vuelve ineficaz cuando las temperaturas caen por debajo de los -5 °C.
  • Mezcla de aire : se utilizan turbinas eólicas y helicópteros para mezclar el aire frío estancado con capas de aire más cálidas situadas más arriba. Esta técnica puede proporcionar una ganancia de temperatura de 1 a 4°C, pero su elevado coste limita su uso a explotaciones con un presupuesto importante.
  • Cables calefactores : fijados a los alambres del enrejado, calientan directamente los cogollos. Aunque este método representa una inversión inicial importante, ofrece protección localizada con un impacto ambiental reducido.

Fabricamos soluciones naturales y bioestimulantes eficaces contra los fenómenos de heladas primaverales en viñedos:

¿Qué hacer después de una helada primaveral?

Una vez pasada la helada, es fundamental evaluar con precisión los daños antes de tomar cualquier medida correctiva. Una observación cuidadosa de los cogollos permitirá estimar la pérdida de cosecha. Sin embargo, se recomienda esperar dos o tres semanas, ya que algunas lesiones no son visibles inmediatamente.

Si menos del 40% de las yemas están afectadas, la vid podrá compensar de forma natural la pérdida gracias a las yemas secundarias. Entre un 40 y un 60% de daños, se reducirá la producción y habrá que extremar los cuidados para preservar la madera de poda. Cuando más del 60% de las yemas estén destruidas, la prioridad será reformar la vid favoreciendo el desarrollo de ramas sanas.

Proporcionar los nutrientes adecuados ayudará a que la vid se recupere más rápidamente. Es aconsejable esperar la recuperación vegetativa antes de añadir nitrógeno, para evitar un desarrollo demasiado rápido de los tejidos aún debilitados. El seguimiento de las enfermedades también se vuelve esencial, ya que una vid debilitada es más susceptible a los ataques de hongos como el mildiu y el oídio.

Por último, los viticultores deben considerar soluciones para limitar el impacto financiero de los episodios de heladas. Contratar un seguro de cosechas es una forma eficaz de compensar las pérdidas. Sin embargo, todavía hoy sólo el 50% de los viticultores optan por esta protección, y menos del 30% en determinadas regiones vitivinícolas como Burdeos. Con el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, esta precaución podría convertirse en un elemento clave en la sostenibilidad de las explotaciones agrícolas.

Photo : Shutterstock

Scroll al inicio